
-Iván, ¿qué te pasa?
-Que, como decía Santiago Segura en TORRENTE, me preocupa más mi alopecia que las violaciones en Suecia…
Iván Redondo, la mano que mece la cuna, acaba de inaugurar la semana mediática a lo Ernest Hemingway, esto es, con un chupinazo sanferminero con forma de entrevista en la que asegura en titulares casi rosa fosforito lo siguiente: “me tiraría a un barranco por Pedro Sánchez”… ¡ID A UN HOTEL!
Y, por si fuera poco, unos días antes había anunciado en rueda de prensa la creación de la Agencia Espacial Española: ¿la ÑASA?… ¿No tiene usted otro modo de echar un cohete?, preguntaba Manuel Manquiña en AIRBAG…
¡La Agencia Espacial Española! ¡Qué pasada! ¡Será por dinero…!
Es como si Iván Redondo dijera en sala de prensa que Pedro Duque es una versión pija de Tony Leblanc. ¡Todo más surrealista que el perro andaluz de Buñuel! Iván Redondo, este valido de Pedro Sánchez o Conde-Duque de Olivares moderno, merecería un retrato de Dalí.
Sólo le ha faltado a IR decir que hoy es San Luis Berlanga, e ir a celebrarlo al bar del Congreso de los Diputados con la corbata floja, y la camisa por fuera del pantalón, gritando con un megáfono “no hay país como España ni estado como el de embriaguez, y cuidado conmigo que soy más tonto de lo que parezco”.
Iván Redondo, que ya hizo bastante el ridículo cuando, después de criar merecida fama de ser, en la nueva política, lo contrario de Pablo Iglesias el Coletas (después de criar merecida fama de ser calvo), fue y se injertó un peluquín en la cabeza.
Y resultó una operación tan discreta como cuando Pitita Ridruejo se hacía una liposucción.
Y es que encima de ser aquello tan evidente como si se hubiera metido un calcetín en el calzoncillo antes de una rueda de prensa, lo cierto es que la operación andro-estética no le hizo parecer más joven (como le pasó a José Bono), ni le hizo parecer más guapo (como le pasó a Hilario Pino), sino que sólo le hizo parecer mucho más acomplejado…
¡Era como si hubiera enseñado su micro-pene en público!
¡Qué cosa tan sintomática y tan freudiana era su pelo injertado!
¡Qué personaje Iván Redondo tan del Woody Allen de la película Annie Hall cuando decía aquello de “¿qué si creo en la envidia del pene? Claro: soy uno de los pocos hombres que la padece”.
Iván Redondo, después de lo de me tiraría a un barranco por Pedro Sánchez (que no sé si lo sabe pero es una frase que suena tan lúbrica y de Lepe como aquello que decía en un chiste Marianico el Cotro de “no sé si tirarme al tren o a la taquillera”, se diría que lleva toda la semana opositando a ser el el friqui dominical con la que, desde esta bufona sección, le hacemos reír esperpénticamente a las Españas.
Uno esta semana se ha imaginado más que nunca a Iván Redondo preguntándole a la enfermera de la Clínica Rubert “te gusta mi biceps” mientras le vacunan.
-¡Pedro, indúltale a él también, pobritín!