Opinión

Retratos de la España Friqui: Victoria Abril, el crepúsculo de los dioses

Victoria Abril
photo_camera Victoria Abril

-¿A ti te gusta más Victoria Abril como actriz o como científica?
-A mí me gusta más como paciente de uno de esos cirujanos plásticos que te plastifican la cara para que lo de que no sabes envejecer con dignidad se te note mucho más.
-Me refiero a que si sabes que Victoria Abril acaba de calificar en rueda de prensa como “coronacirco” las medidas oficiales contra la pandemia
-Sí, tío: esa mujer ha vivido tanto tiempo en Francia que se le ha pegado lo del chovinismo. Pero tranquilo, que, aunque el mundo se esté ahora mismo debatiendo entre la bolsa o la vida por culpa de una pandemia mundial, de esta nos sacarán los grandes científicos de nuestro tiempo Miguel Bosé, Enrique Búmburi y Victoria Abril

Victoria Abril, colegiala impura y nocturna entonces, maja desnuda del cine de los 80, chica Almodóvar, tortilla francesa, actriz que nos hizo sudar, sufrir y soñar, creíamos que, como decía un personaje de Pulp Fiction, sería una mujer cuyo culo envejecería como el vino. Y si eso significa que se convierte en caldo selecto, pues no. Nos equivocamos: se ha hecho vinagre.

¡Qué mal ha envejecido Victoria Abril y qué aspavientos verbales hace para disimularlo!
¡Qué pena penita pena da!

Hubiéramos querido para Victoria Abril, después de haber pasado por el divismo existencial, el sensacionalismo y la disgregación del yo propias de la fama fílmica, una vejez joven con categoría de musa experimentada del amor escéptico, pero lo de Victoria Abril, a juzgar por sus declaraciones públicas, ha devenido demasiado pronto en el crepúsculo de los dioses.

Como una de esas divas de época que ahora vive encerrada en su cuarto escuchando a Edith Pïaf y hablando con sus gatos, Victoria Abril, ha venido a España a lo de los Premios Feroz, y, en la rueda de prensa, se ha desatado a hablar como una Belén Esteban de la ciencia médico-epidemiológica.

Así manifiesta Victoria Abril su rebeldía contra lo indiferenciado de la vida temporal, por decirlo con una frase de Karl Marx.

Las mujeres que fueros hermosas odian salir en las fotos y por eso hablan demasiado ante la cámara, por decirlo con una frase de Groucho Marx.

Victoria Abril, con su coche deportivo de los 80, llegó muy pronto al éxito pero se ha ido aburguesando en vida y obra, porque, en contra de lo que decía el marxismo, todos luchamos contra las burguesías hasta que el tiempo nos pone en nuestro sitio, y nos dice que la vida es burguesía en sí misma.

Las declaraciones de Victoria Abril, en suma, no son para que las analicemos sino para que la compadezcamos a ella en lo que ella tiene de musa olvidada por la gloria iridiscente y efímera del papel cuché.

Sí, las declaraciones de Victoria Abril, ese aparente momento de sinceridad, de rebeldía, dan mucha pena por todo lo que tienen de sexo triste e implorante, y de soledad imaginativa y final.

Oh, Victoria Abril la sintomática. Ella. La descabalgada de eso que James Dean llamaba el furor de vivir.

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