
De nuevo, una vida ha sido robada como respuesta a un rechazo amoroso-sentimental. Martín Ezequiel Álvarez Giaccio, presunto asesino y padre del niño de dos años hallado muerto en una habitación del Hotel Concordia de Barcelona, ha vuelto a demostrar, una vez más, que hay padres (como también madres) que, por venganza, utilizan la muerte de sus hijos para castigar al otro progenitor. Su único objetivo es causar un dolor que jamás podrá ser subsanado. Llegan a este extremo al sentirse humillados, perjudicados, abandonados o rechazados y la venganza mediante la muerte del hijo es la manera que tienen de gestionar sus sentimientos. Creyendo, erróneamente, que así se irá su dolor.
Lejos de aliviar este coctel molotov de sentimientos negativos y vengativos, cuando toman conciencia de la atrocidad que acaban de cometer, muchos filicidas optan por el suicidio, pero no todos. José Bretón, por ejemplo, no lo hizo. Su forma de ser le impedía deshacerse de él mismo. En el caso de Martín Ezequiel la información todavía es muy incipiente y los investigadores de los Mossos d’Esquadra mantienen todas las hipótesis abiertas. No se sabe suficiente sobre él como para determinar el motivo de su huida: arrepentimiento o parte del acto de venganza. Lo cierto es que lleva desde el martes en paradero desconocido.
Pueden llegar a entregarse
Sin embargo, no todos son como José Bretón. Los que toman conciencia del crimen cometido pueden llegar a sentir un profundo arrepentimiento, porque a pesar de querer infringir el máximo dolor a su pareja o expareja, su empatía y sentimiento de culpabilidad les hace darse cuenta del dolor que han causado. Por eso, muchos optan por suicidarse. Otros huyen, como lo ha hecho Martín Ezequiel. Lo hacen ante una situación que les desborda. Incluso los que huyen pueden llegar a entregarse.
Por ahora sabemos que Martín Ezequiel, de origen argentino, ha huido, dejando un cadáver en una habitación de hotel y varios mensajes amenazantes a la madre antes de perpetrar el crimen. “En el hotel tienes lo que te mereces” decía el último de ellos. Es arriesgado valorar o predecir sus siguientes pasos, pues el mayor misterio sigue siendo la menta humana y más la de aquellos progenitores que arrebatan la vida de sus hijos en aras de una justificación que creen legítima.
Lo cierto es que la venganza es una salida transitoria a la frustración, una estrategia agresiva que busca generar en el otro, el mayor dolor posible. Luego, pueden sentir, incluso arrepentimiento. Es pronto para saber la estrategia de Martín Ezequiel. La próximas informaciones, si es que llegan, determinarán si la sed de venganza ha ganado al arrepentimiento.