
Me siento estafada. No era consciente hasta ahora, pero creo que hemos sido víctimas de una tomadura de pelo generalizada. Y, aunque intento buscar otras conclusiones menos dañinas para el conjunto de nuestra sociedad; el trascurso de los acontecimientos sólo me conduce a pensar que si no ha sido un engaño, entonces habremos sido víctimas de la total incompetencia de unos Gobiernos que han ido tomando decisiones sobre las medidas contra el coronavirus a “piedra, papel o tijera”. Quizá, incluso, hemos sido víctimas de ambas cosas: de la mentira y la estupidez de los de arriba.
¿Qué ha pasado?
Me explico. Por mi profesión, aunque no escriba con asiduidad sobre ello, he estado bastante al corriente de la novedades sobre la gestión de la pandemia y sus respectivas restricciones. En especial, las que afectaban a mi tierra, Catalunya. Por suerte, no he tenido que escribir en exceso sobre ello, pero me mantenía con la antena puesta.
Este cierto, aunque pasivo conocimiento, me hizo levantar la ceja con cara de circunstancia cuando el otro día una amiga contagiada me dijo que se iba a currar porque no le habían dado la baja. Acto seguido, otra compañera, por el mismo grupo de WhatsApp, comentó que ella estaba en casa, con los mismos síntomas, de baja, pero con gripe A.
Una en casa, la otra a trabajar
Y ahí me quedé frita. Mi neurona activa de primera hora de la mañana empezó a cabrearse al no entender las nuevas medidas. Hace un mes, en Catalunya, no podíamos entrar en los bares si no teníamos la pauta completa de la vacuna de la covid 19 o, en su defecto, una prueba PCR negativa. Hoy ni siquiera te dan la baja de 24 horas en caso de positivo… Entonces me pregunto: si que han cambiado las cosas en este tiempo ¿no? Y ¿estos últimos meses de ‘pasaporte covid’ para arriba y para abajo? ¿Han servido de algo? ¿Dónde queda la desescalada gradual? ¿Pasamos de cuarentenas de 5 días a currar con covid? Ahora ni cuarentenas (solo voluntarias, si te las puedes permitir) ni bajas, ni nada.
Y no me malinterpreten, veo bien que se normalice, ya era hora, pero mi otra amiga con gripe A y con exactamente los MISMOS síntomas estaba en casa: 1. Por que no se encontraba en disposición de ir a trabajar; y, 2. Por no expandir el virus.
Una gestión de pandereta
Y es inevitable pensar que o estos últimos meses han sido una farsa; o ahora estamos siendo unos auténticos irresponsables. Ya advirtieron que, con el tiempo, el virus se convertiría en una enfermedad estacional, propia de los meses más fríos, pero no me entra en la cabeza el giro radical en la gestión de la enfermedad. Y menos, a sabiendas, que ni siquiera siguen el patrón establecido para enfermedades hermanas, como la gripe o el catarro común, por lo que también te dan la vaga.
Además, me siento todavía más estafada porque yo he pasado ambas enfermedades en menos de dos meses: a principios de enero el coronavirus y a principios de marzo la pe gripe de mi vida. Y, mientras lo primero me dejó encerrada durante 7 días, sin poder celebrar la noche de Reyes con mi familia y con unos síntomas bastante irrisorios; lo segundo no me imposibilitó de nada a nivel social, encontrándome infinitamente peor.
Ahora hubiese podido celebrar la noche de Reyes, pero hace un mes tenía que presentar el pasaporte covid para tomarme unas bravas dentro de un bar. Y, discúlpenme, pero me parece una tomadura de pelo. Una gestión de pandereta. Y no, no me considero una persona negacionista, pero con estos giros de guión te replanteas muchas cosas y me entristece pensar que se han podido aprovechar de nuestro miedo...