Opinión

25 VACUNAS

El otro día escuche la noticia de que en los países ricos se habían suministrado ya 39 millones de vacunas, pero que en los países pobres de África sólo se habían repartido 25. Obvio, sólo dijeron el número y yo -y cualquiera- pensaría que se refería a 25 millones de vacunas en los países pobres. Pero no. Se referían exactamente a 25 vacunas. Según datos de la ONU, en 2019 había en el mundo 1.300 millones de personas pobres (la mitad, niñas y niños). 25 vacunas para 1.300 millones de personas. Excepto el Director General de la OMS, no he visto a nadie indignarse por ello, ni a ningún medio de comunicación profundizando en el tema, ni siquiera esforzándose en no inducir a la gente a caer en el mismo error que yo.

25 vacunas.

El otro día vi cómo encontraron el cadáver de un hombre literalmente congelado en una calle de Madrid, bajo la nieve, después de casi una semana de la nevada que los mismos medios de comunicación nos han transmitido minuto a minuto, como si fuera un partido de fútbol. Sin embargo, la noticia del cadáver congelado apenas ocupó unos segundos en los días enteros de cobertura infumable y cateta del temporal en Madrid. Que parecía que sólo había nevado en Madrid. La muerte de esa persona congelada tampoco he visto que haya removido demasiadas conciencias ciudadanas.

25 vacunas.

El otro día vi como todos los medios de comunicación, sin excepción, se felicitaban por la llegada de un nuevo presidente a la Casa Blanca, como si hubiera bajado el mismísimo espíritu santo en forma de paloma y se hubiera cagado en la cabeza de todos los “gringo fans” a modo de bendición, sin el más mínimo atisbo de análisis (y ya no digamos de crítica) hacia ese hombre y sus muchas y muy oscuras sombras.

Un detalle. De los 17 decretos que firmó ayer mismo el Sr. Biden, uno de ellos acabó, literalmente, con el deporte femenino escolar, en el que ahora se permite sin más trámite que el desearlo, que los niños y chicos participen en las categorías de chicas. Alguien que esté leyendo esto pensará: ¿y eso qué importancia tiene? Pues la tiene, sobre todo para las chicas que dependen de las becas en el deporte escolar para acceder a la impagable universidad americana. No veo cómo puede ganar una competición de atletismo una niña de 50 kilos contra un tipo de 80 con las piernas el doble de largas y fuertes. ¡Y eso en las dos primeras horas de mandato! Sin duda era lo más urgente que se requería hacer en Estados Unidos ayer. Ni una sola mención en la prensa al respecto.

25 vacunas.

El otro día vi cómo los medios quemaban en la hoguera pública de su parcialidad mal pagada a un grupo de chicos y chicas que la emprendió a pedradas contra la policía porque no querían irse a su casa a cumplir el arresto domiciliario nocturno en el que vivimos, rebautizado ahora como “toque de queda”. Todos los programillas de tarde, de esos que han hecho una sección vomitiva titulada “irresponsables”, les dedicaron minutos y minutos de televisión, para que todos tuviéramos claro que los jóvenes son poco menos que unos asesinos.

No los he visto a esos mismos programas dedicar ni una milésima parte de su tiempo de telebasura, en los últimos 10 años, a hablar del paro juvenil que está por encima del 40% de manera endémica, de la paupérrima calidad de la enseñanza pública, del fracaso escolar, de la imposibilidad de tener un trabajo no precario, de la violencia contra las chicas y chicos en el hogar. Nada, nunca. Sólo ahora, que son materia prima fácil del amarillismo. Y miles de personas siguiendo su rollo, indignadísimas.

25 vacunas

Todas estas cosas han pasado en esta semana y sólo el grupo de jóvenes protestando por el toque de queda ha generado la indignación de las masas en nuestra rica sociedad. Desde el mundo de los ricos demostramos cada día que, quizás, debieran hacer el reparto de manera diferente y que lo acertado pudiera ser que nos quedáramos nosotros con las 25 vacunas y le diéramos al resto del mundo la oportunidad de sobrevivir. A lo mejor lo hacen mejor.

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