
Viernes 30 de julio de 2021. Antonella, de 30 años y vecina de Terrassa (Barcelona), es asesinada y quemada por su pareja y padre de su hija, Adrián. Él la mató y la quemó delante de la niña de un año y ocho meses. También se suicidó delante de ella, no sin antes haber intentado asesinar a la cría también, queriendo provocar un accidente en el coche en el que iban, para que pareciera que el cadáver de su mujer, que llevaba en el maletero, no era fruto de un feminicidio sino de un accidente. Como no lo logró se ahorcó con el cinturón de seguridad, dejando a la bebé sola y herida en el coche, después de haber presenciado semejante espectáculo.
Ella le había denunciado hacía tres meses por violencia machista, pero no le dieron alternativa habitacional y se vio obligada a seguir viviendo con su agresor. Ahora la niña está en un centro de acogida en Barcelona y la familia de Antonella en Argentina está moviendo cielo y tierra para poder llevarse a la chiquilla. Pero la burocracia, el covid y el dinero no lo ponen fácil. Ni después de muertas acaban las pesadillas.
El sistema falló.
Al respecto de este crimen, las reacciones instituciones han sido las siguientes: desde la Delegación de Gobierno contra la Violencia de Género han escrito el mismo tweet de corta y pega, al que solo le cambian el nombre del sitio y le suman una más al contador de asesinadas. La “condolencia” ha sido publicada el 4 de agosto. Sin prisas. Y decía literalmente:
“Confirmamos el asesinato de una mujer de 25 años en la provincia de Tarragona el pasado 30 de julio por presunta #ViolenciaDeGénero.
El número de mujeres asesinadas por violencia de género en España asciende a 30 en 2021 y a 1.108 desde 2003.
#NosQueremosVivas #NiUnaMenos. 2:50 p. m. · 4 ago. 2021”
Por su parte, el presidente Pedro Sánchez publicó:
“Nuestra firme condena a este asesinato machista en Tarragona. El segundo que confirma hoy la @DelGobVG. #BastaYa. La violencia contra las mujeres tiene que acabar. Mi cariño para los seres queridos de la mujer asesinada. #NiUnaMenos 2:58 p. m. · 4 ago. 2021”.
Y eso es todo.
Viernes 30 de julio de 2021. Pamela, de 25 años y vecina de Cambrils (Tarragona), es asesinada a golpes en su casa por su expareja, un hombre de 50 años, que se saltó la orden de alejamiento que se supone debía proteger a Pamela de no acabar siendo víctima de feminicidio.
El sistema falló.
Cero reacciones institucionales, ni desde la Delegación del gobierno contra la violencia de género. Observamos en su Twitter que se pasaron el día felicitándose por su iniciativa de colgar carteles en los escaparates con un punto violeta y por haber sacado un cupón de la ONCE con una ilustración. Al más puro estilo de las Chicas de la Cruz Roja.
Nada tampoco en la cuenta oficial del presidente del gobierno.
Desde la Generalitat de Catalunya, el 3 de agosto, la consellera de “feminismes” dice que va a convocar una reunión de urgencia. Pero no sabemos ni para qué ni con quién.
Lunes 2 de agosto de 2021. Oksana, de 36 años y vecina de El Rincón de la Victoria (Málaga), es asesinada en su casa por su pareja. El tipo traslada el cuerpo a un barranco cerca de Nerja donde le pega fuego al cadáver con un soplete que, casualmente, llevaba en el coche.
El sistema falló.
Desde la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género, el día 4 de agosto, vuelven a publicar el mismo tweet de corta y pega que dice:
“Confirmamos el asesinato de una mujer de 36 años en la provincia de Málaga el pasado 2 de agosto por presunta #ViolenciaDeGénero.
El número de mujeres asesinadas por violencia de género en España asciende a 29 en 2021 y a 1.107 desde 2003.
#NosQueremosVivas #NiUnaMenos 10:38 a. m. · 4 ago. 2021”.
El presidente del gobierno, por su parte, publica en la misma red social:
“Mi solidaridad y cariño para la familia de la mujer asesinada en Rincón de la Victoria, Málaga. Son 29 crímenes machistas este año, 1.107 desde 2003. No podemos acostumbrarnos a este horror. Necesitamos la implicación del conjunto de la sociedad para frenar la #ViolenciaMachista. 10:43 a. m. · 4 ago. 2021”.
2 de agosto de 2021. Nombre desconocido de una vecina de Nombela (Toledo), de 66 años, que fue asesinada en su casa por dos hombres a los que había contratado para hacer una mudanza.
No hay ninguna reacción oficial.
3 de agosto de 2021. Nombre desconocido de una vecina de Sabadell (Barcelona), cuyo cadáver fue encontrado en su casa con evidentes signos de violencia.
No hay ninguna reacción oficial.
Cinco feminicidios en cinco días y la respuesta son cuatro tweets de corta y pega y una supuesta reunión que está por convocar.
Ningún dirigente ha cambiado ni un solo minuto de su agenda y mucho menos ha suspendido ni media hora de sus vacaciones para dar la cara ante esta ola de asesinatos machistas. Porque en este país ya sólo interesan las olas del virus.
Es evidente que los poderes públicos, todos, han tirado la toalla en su básica función de proteger la vida de las ciudadanas de este país, y han optado por la normalización del tema. Hasta plantillas de tweets penosos tiene hechas ya.
Sin embargo, para que se note menos su dejación absoluta de funciones y su fracasada gestión en la lucha contra la violencia machista que se ha cobrado cientos de asesinadas, han optado claramente por difuminar el problema, y al más propio estilo VOX -sólo que disimulando- pretenden equiparar esta sangría a otros problemas, muy graves también, como las agresiones homófobas, pero que ni de lejos (afortunadamente) tienen el mismo impacto, ni en gravedad ni en número de víctimas.
El mismo día 30 de julio, cuando se asesinó a 2 mujeres, se presentaba en Barcelona un protocolo contra las agresiones homófobas en el transporte público por parte de toda la plana mayor de TMB (Transportes Metropolitanos de Barcelona) y el día 4 de agosto, el expresidente del Parlament de Catalunya, Roger Torrent, anunciaba orgulloso en Twitter que la Generalitat de Catalunya invertía cuatro millones de euros en un programa pionero de fomento del empleo para las “personas trans”.
La pregunta diabólica es, ¿de que partidas sale el presupuesto para esas acciones? Obviamente del destinado a las políticas públicas de Igualdad. Esos recursos, siempre escasos e insuficientes, hasta hace un par de años eran destinados a las mujeres. Hoy, ese recurso miserable encima se reparte entre otros cuantos colectivos que, teniendo todo el derecho a ser receptores de políticas específicas, jamás se les asigna un recurso propio, cuyo resultado es menos dinero para todas y todos.
Es una moda muy extendida confundir y mezclar la lucha contra la violencia machista con cualquier otra cosa que tenga que ver con el colectivo LGTB. Quien hace eso sólo demuestra que ni le importa una cosa ni la otra. Porque ni es el mismo problema ni puede tratarse igual, si es que se espera algún tipo de resultado positivo.
Quien mezcla todo, no le importa nada, pero si además tenemos en cuenta que el primero que se apunta al batiburrillo es el Ministerio de Igualdad, podemos afirmar que las mujeres no sólo estamos solas, sino que estamos en peligro y que estos cinco días de sangre no serán los últimos, ni de lejos.