Opinión

La chica sin brazos y la “Teoría Crip”

Opinión de Núria González para eltaquigrafo.com
photo_camera Opinión de Núria González para eltaquigrafo.com

El domingo estaba paseando por el centro de Coyoacán y entré a un bar para utilizar el lavabo (el tema de los baños públicos en México es complicado). Justo delante de mí llegó una pareja, un chico y una chica de esos que parecen de anuncio de colonia. Sólo fue cuando entraron juntos al baño de mujeres que me di cuenta que ella no tenía brazos. Ambas manos le nacían directamente de ambos hombros.

En un segundo entendí las obvias razones por las que el chico entró al baño con la chica. Él salió enseguida y se puso a aguantar la puerta por fuera. Yo le miraba curiosa. En ese momento el lavabo de hombres quedó vacío y el chico que sujetaba la puerta muy amable me dijo que si mejor quería entrar a ese baño, porque su novia iba a tardar un poco.

En principio le dije que no importaba, que esperaba allí, pero lo cierto es que tenía que hacer pis, así que a los cinco minutos entré en el baño de chicos, que era individual y con puerta directa. Salí del baño y el muchacho amable aún seguía fuera esperando. Y a mi me vino a la cabeza la duda lógica de si siempre que la chica quisiera ir al baño, tenía que haber alguien alrededor para ayudarla y en ese caso, qué cosa más incómoda porque, ¡cuántas veces va uno al baño al día!

En eso recordé algo que he escuchado vagamente por ahí, pero que en ese momento se materializó en mi cabeza, con toda la crudeza y fuerza de los tiempos absolutamente estúpidos, cainitas  y de autodestrucción que estamos viviendo.

Hay una cosa por ahí llamada teoría Crip”, que viene directa de la llamada teoría Queer. Esta última aboga, resumiendo mucho, porque la realidad material no existe y que el mundo no es real, que lo único real son los sentimientos de cada persona y en función de esos sentimientos, el mundo se va a ir modificando. Hay auténticos ríos de tinta hablando de esta mamarrachada y aunque crean que es una estupidez supina, deben saber que está implantadísma entre la comunidad de profesores universitarios y algunos gobiernos autollamados “progresistas”, como el nuestro. Pero para lo que hoy nos ocupa, con ese extracto es suficiente.

Bien, pues la “teoría Crip” viene a establecer que en realidad no existen las personas con discapacidad (de ningún tipo), porque en realidad lo que hay son “diversidades funcionales” y eso hay que reivindicarlo de manera orgullosa. Además, la discapacidad no existiría como tal, puesto que cualquiera que se ‘sienta’ discapacitado o “con diversidad funcional” deberá ser tratado como tal.

Si aplicamos esto al ejemplo de la chica del baño de Coyoacán, que la mujer no tenga brazos en realidad no es una discapacidad, es una diversidad funcional. Según esto, es como si los que no tienen brazos tuvieran alguna otra característica física que compensara su falta de extremidades y eso les hiciera poder tener la misma vida que una persona con brazos. Es decir, en realidad que alguien te tenga que bajar las bragas cada vez que quieres orinar o aguantarte la puerta del baño no importa porque no constituye problema alguno, ya que “todos somos diversos y felices”.

Así se establece que la vida es exactamente igual de fácil o difícil para las personas en silla de rueda que para las personas con total movilidad, o para las personas ciegas y para las que ven perfectamente.

Lo único que se esconde detrás de este absurdo es el intento de borrar de la faz de todos sitios a las y los discapacitados. No de una forma física, claro, pero si a nivel conceptual.

Porque si no se considera que alguien sin brazos necesita que la administración lleve a cabo determinadas políticas de equidad para que esa persona pueda vivir con la mayor igualdad de oportunidades frente al resto, sería tanto como acabar con todas las políticas de integración y apoyo a las personas con discapacidad, incluidas las pensiones que ayudan a sobrevivir con cierto nivel de dignidad a muchas personas, ya que parece que el mercado labora no acaba de encontrarle el punto de valía a su “diversidad funcional”.

Esta teoría Crip, que viene del término inglés “crippled” -que significa “tullido”-, es igual de eugenésica que su hermana mayor, la teoría Queer que viene del termino inglés “raro”.  Ambas niegan la existencia de que pueda haber seres humanos diferentes, que necesiten cosas diferentes y que tengan condiciones de vida diferentes, frente a las cuales los poderes públicos tienen que intervenir para intentar garantizar un mínimo de justicia social.

La “teoría Crip” no acepta a las personas discapacitadas reales, porque en su canon de persona modelo la única que existe es el del hombre perfecto que lo puede hacer todo, igual que la teoría queer no acepta la existencia de mujeres reales, porque su canon de mujer perfecta es aquella que está completamente sexualizada y al servicio eterno y exclusivo del placer masculino.

He dicho antes que no se llevaba a cabo una desaparición física de las personas, sin embargo, si bajo la discapacidad “sentida” o “diversidad funcional” se tienen que repartir los miserables recursos asignados a la integración de las y los discapacitados de verdad con quien así se ‘siente’, lo cierto es que el resultado inmediato es que habrá menos recursos para la igualdad entre las personas que sí lo necesitan de verdad y quienes no.

Y es tan perverso que eso del “Crip” se vende como algo aspiracional y de orgullo. Es obvio que las personas con discapacidad no deben tener ni medio gramo menos de derechos que el resto, pero hay que reconocer que existen para poder garantizarlos. Estos del “Crip” quieren llevar a la gente discapacitada a renunciar a su propio derecho ciudadano de exigir lo que en realidad necesitan, en pro de una falsa diversidad que está siendo la fosa común de toda las diversidades que sí existen.

Espero que ni nuestra chica de Coyoacán ni nadie que lo necesite renuncie nunca a sus derechos, por más brilli-brilli con el que los quieran secuestrar.

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