
La mamá muerta de la niña que posee Ana Obregón, una mujer pobre y desfavorecida dentro del capitalismo salvaje yanqui, sin cobertura social ni médica de ningún tipo, debe estar en alguna casa de algún suburbio, bastante lejos supongo del apartamento con vistas al mar que ha alquilado Anita Obregón para estos días.
En medio de toda la sobrexposición en medios de comunicación que esta que suscribe ha tenido esta semana, por la cual he llegado a pensar que si esto sigue así, al final a la que van a llamar para presentar las campanadas este año va a ser a mí en lugar de a la recién estrenada “madre” Obregón, de las decenas de preguntas contestadas, de los muchos minutos de tele y radio y de los largos reportajes en diarios de todos tipo, y que agradezco todo y cada uno de ellos, todos han obviado preguntar por la madre de la niña adquirida por Ana Obregón. Y es especialmente sangrante puesto que ella y sus circunstancias son la clave de todo este asunto.
Sin embargo, opinólogos y amigos de la señora Obregón por supuesto ni la nombran, pero tampoco se hace en algunos medios de comunicación, lo cual es mucho más grave máxime si se supone que están para informar.
Hay una máxima en esto de las entrevistas, que yo tengo la suerte de conocer desde ambos lados, que es que el periodista puede preguntar lo que quiera y el o la entrevistada debe responder lo que le dé la gana. Y eso es exactamente lo que yo he intentado hacer todos estos días, poniendo a esa mujer, la madre, la mamá muerta civilmente, socialmente, documentalmente, familiarmente y mediáticamente, asesinada por desaparición del debate sobre su vida, resucitada en centro de ese mismo debate.
Pero como no me he quedado a gusto, porque el tiempo en el aire siempre es limitado, aprovecho esta humilde columna para darles algunos datos que creo necesarios sacar a la palestra.
Deben saber que las madres que fungen como vientres de alquiler dejan de recibir atención médica en el mismo momento en el que se entrega al bebé. No hay ningún tipo de atención post parto ni nada parecido, puesto que en los países donde se permite la compraventa de bebés y la explotación reproductiva de las mujeres, no hay sanidad universal y gratuita, lo cual significa que cualquier atención a esa mujer ya parida y vaciada sería una pérdida de dinero absurda para la empresa. Con lo cual, se da la paradoja perversa de que muchas mujeres acaban gastando una parte del miserable dinero que cobran en tratarse las secuelas del parto.
Y ahora bajemos un poco más a la arena y hablemos del lugar que ha elegido Anita y por la mayoría de los españoles adquirentes de bebés para cumplir su capricho inhumano.
Es por todos sabido que la sanidad en USA es sólo para quien se la puede pagar, y aún esa es bastante mala. Por ello no es casual que Estados Unidos es el país desarrollado con la mayor tasa de mortalidad materna, entendida esta como la que se produce en el parto o unas semanas después por complicaciones derivadas de éste. Es por eso que el seguimiento clínico, por ejemplo, en España, a la madre después de un parto normal es de, al menos, 42 días. ¿Les suena aquello de la cuarentena verdad?
Datos. Mientras las tasas de mortalidad materna en Grecia, Polonia o Finlandia no superan las 3 por cada 100.000 bebés nacidos vivos, en Bielorrusia, Italia o Suecia, las 4, en España, Israel o Noruega, las 5 o en Eslovaquia, Dinamarca o Alemania, las 6, en Estados Unidos en 2017 esta tasa escalaba hasta las 17,4. Y va en aumento dramáticamente ya que en año 2021 la tasa fue de 32,9 muertas por cada 100.000 nacidos vivos, en comparación con las tasas de 20,1 en 2019 y 23,8 en 2020.
La mayoría de estas muertes se producen por complicaciones que se manifiestan días o incluso algunas semanas después del parto por causas diversas, muchas veces relacionadas con causas quirúrgicas. Oh my god! Y esto cuando hablamos de que los partos de vientres de alquiler están altamente medicalizados, cuando no mayormente suelen ser cesáreas programadas a gusto del consumidor.
Otras de las causas más frecuentes de estas muertes son las infecciones y las hemorragias internas son frecuentes en las semanas posteriores; las miocardiopatías aparecen a los seis meses de dar a luz.
Significativamente, las mujeres más afectadas suelen ser pobres, afroamericanas o nativas. ¿Podríamos seguramente pensar que la mamá muerta de la niña que posee Ana Obregón es muy probable que sea pobre, ¿verdad?
Pero añadamos un dato más antes de concluir y cuadrar este círculo de la maldad.
No existe en Estados Unidos la baja maternal. Sólo hay un permiso no remunerado que consiste en que puedes disponer de 12 semanas a lo largo del primer año de vida del bebé, pero sin cobrar. Así que, las madres que acaban haciendo de vientres de alquiler, que intuyo yo que necesitan trabajar para sobrevivir, deben gastarse el dinero de su miserable compensación económica en vivir y comer mientras se recuperan físicamente del parto, mientras la no parida sale en carrito del hospital.
Y ahora sí, ya podemos concluir que la mamá muerta de la niña que posee Ana Obregón, una mujer pobre y desfavorecida dentro del capitalismo salvaje yanqui, sin cobertura social de ningún tipo, debe estar en alguna casa de algún suburbio, bastante lejos supongo del apartamento con vistas al mar que ha alquilado Anita Obregón para estos días, con un alto riesgo de padecer secuelas por el parto que tendrá que pagar ella misma, mientras no puede trabajar precisamente por haber parido.
Seguro que la felicidad de esta mujer será completa si alguien encima le lleva un ejemplar del HOLA y puede pasar el rato mientras aguanta el dolor de los puntos observando como la no parida es la que es sacada del hospital con todas las atenciones, mientras vaya usted a saber, como la sacaron a ella del mismo hospital.
Seguro que esa señora se siente un ser de luz, un hada madrina, un ángel del cielo y que todas sus dolencias se le pasan al ver los tweets felices de Anita.

Si es esa mujer, la mamá muerta de la niña que posee Ana Obregón, la que realmente le produce algo de empatía en esta historia, está usted en el lado correcto, el lado de los antiesclavistas. Si, por el contrario, justifica todo esto con cualquier argumento absurdo, está usted del lado de la Mala Gente, irremediablemente
Y, por último, me permito una sugerencia informativa. Con tanto periodista y tiempo que se la ha dedicado este asunto y tanta estupidez como nos estamos tragando, a mí personalmente, como espectadora demandante de información, me gustaría saber qué ha dicho al respecto, por ejemplo, Antonia Dell’Atte. Total ya…