Opinión

Las Dolientes

Paqui la Taqui, by La Perry & El Farru para eltaquigrafo.com
photo_camera Paqui la Taqui, by La Perry & El Farru para eltaquigrafo.com

Estaba claro que el ridículo internacional de ser el país donde se suelta a los violadores no había papel que lo aguantara ni gurú de comunicación política millenial que lo escondiera.

La imagen de las ministras Ione Belarra e Irene Montero abrazándose, en la más estricta soledad de su bancada, derrotadas y haciendo pucheros cuál niño regañado que lo mandan a su cuarto sin Play Station, me ha recordado al final de una de las peores películas que he visto nunca, Pompeya, dirigida Paul W.S. Anderson y protagonizada por Kit Harington, más conocido como John Snow o como ese señor que siempre tiene cara de estreñido, exactamente igual que Montero y Belarra. Hasta el vestuario y maquillaje era igual de malo en la peli que el jueves en el Congreso.

Y es que esa es la cara que se les quedó a ambas ministras cuando por fin se les ha puesto un alto, el único alto, en su ristra de cagadas legislativas. Y lo de cagadas es literal, ya que fue otra de las grandes figuras que ha dado esta camada a la política española, Ángela Rodríguez Pam, secretaria de estado de Igualdad, la que dijo que tenían “diarrea legislativa. Y es del todo cierto ya que han hecho unas cuantas leyes de mierda.

Casi mil rebajas de penas después, incluidas casi 100 excarcelaciones, se les ha quitado el juguete en forma de BOE a la chupipandi del Ministerio de Igualdad, y las han mandado a la cama sin cenar. El gran líder del mundo libre, Pedro Sánchez, no ha dudado ni un minuto en ponerse en manos del Partido Popular para atajar este ridículo internacional de ser el país donde se suelta a los violadores.

Estaba claro que semejante despropósito no había papel que lo aguantara ni gurú de comunicación política millenial que lo escondiera, y rápidamente ha sido atajado. Póngase atención en que no ha hecho falta ni una sola movilización feminista, ni protesta, ni nada, para que los mismos ministros y ministras y diputados y diputadas socialistas que, por unanimidad habían apoyado la ley del Sí es Sí hace 8 meses, ahora se enmiendan la plana a sí mismos sin despeinarse, y sueltan lastre podemita encarnado en las dos ministras. Solas en el congreso, y solas en las calles, porque ninguna mujer pensante apoya a estas dos congéneres. Recogen lo han ido sembrando concienzudamente.

En este caso, seguramente las encuestas o la intuición de que poner violadores en la calle podría calar en la opinión pública y ponerse en contra del gobierno, han hecho el trabajo de las protestas y las activistas, lo cuál demuestra, que al poder sólo le importa perpetuarse en el poder en sí mismo.

Porque si hace ocho meses, y con un montón de informes encima de la mesa que explicaban exactamente lo que iba a pasar, a todos los ministros y ministras y diputados y diputadas socialistas, les parecía estupenda esta ley, e incluso, la defendieron durante sus primeras semanas de vigencia, ahora, con la misma información, se contradicen a sí mismos con una mano en la cintura, no es porque ahora de repente les importe la libertad sexual de las mujeres y mucho menos su integridad física. Lo único que les importa es mantener el sillón y acallar las críticas, más que justificadas, a una ley que yo creo que ni se habían leído antes de votarla, igual que los informes que la acompañaban.

El poder como un fin en si mismo. Da igual si hoy digo blanco y mañana tengo que decir negro si eso me asegura cinco minutos más de gloria y poderío. No hay ni programa, ni ideología, ni objetivo, ni modelo social más allá del que marque el Twitter esa semana.

Pero todo esto ha pasado porque en este caso era prácticamente imposible blanquear el planteamiento del “antipunitivismo”, cuando salen violadores reincidentes a las calles.

Opinión de Núria González para eltaquigrafo.com
Opinión de Núria González para eltaquigrafo.com

No pasa a así en todos los casos.

Años y años de batallas y protestas exigiendo la abolición de la prostitución, han sido contestados con los mismos años de no hacer nada al respecto y de vez en cuando, un intento de regulación de la misma, como el protagonizado por la ministra Magdalena Valerio con la oficialización del sindicato de la prostitución, premiada maniobra ahora con, ni más ni menos, que la presidencia del Consejo de Estado.

Lo mismo pasa con los vientres de alquiler, más blanqueados aún a golpe de talonario en canales y programas que, como diría Rambo, harían vomitar a una cabra. Y por supuesto, la ley trans, que supone la negación de la realidad y la instauración del curanderismo y el terraplanismo como religión oficial. Blanqueamiento y manipulación en vena, con mucho mucho dinero, incluido el público.

No deben tener aún encuestas que les obliguen a dar un giro de guion en estos temas, porque los mandados del poder, los que ocupan escaños y ministerios obediente del neoliberalismo salvaje, ignoran a las mujeres, lo sabemos bien. Al menos hasta que se les mueve la silla.

Yo hace tiempo que deje de creer en este sistema invivible, pero, aunque sea a modo de entretenimiento y por no traicionar la memoria de todas aquellas que murieron para que nosotras pudiéramos votar, tómense las próximas elecciones del mes de mayo como una encuesta. A ver qué pasa.

 

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