
Uno los mayores engaños de la historia moderna fue el del ejército aliado a las potencias del eje en el desembarco de Normandía. Se construyó un ejército de attrezzo y se dispuso en las costas de Dover. Hitler y sus colegas estaban convencidos de que ese iba a ser el punto por donde los aliados iban a querer atravesar el Canal de la Mancha. Los aliados los engañaron, distrajeron su atención en otro lugar, consiguieron entrar en la Europa continental y el resto ya es historia. Hay un maravilloso libro al respecto de mi amado Kenn Follet, que explica que casi no fue así. “El ojo de la Aguja”, para quien le interese.
Sin embargo, en este verano que parece todo menos verano, para lo reacios a la lectura, no hace falta acudir a los libros para asistir a dos de las maniobras de distracción de la población más bien montadas, yo diría, de toda la democracia española. Basta con poner la televisión.
Por un lado, tenemos la maniobra de distracción regia. Vemos que el intocable durante décadas, rey Juan Carlos, está siendo públicamente vilipendiado. Lo sorprendente es que le están sacando los trapos sucios que todos los españoles y españolas sabíamos perfectamente que tenía.
Pretenden que nos sorprendamos ahora de que un Borbón haya hecho vida de Borbón. Con sus juergas, sus putas, sus tejemanejes, sus amigos jeques y sus fondos en paraísos fiscales, aportados generosamente por todos nosotros, súbditas y súbditos bien portados.
Era tal la afición que tenía el rey Juan Carlos entre el “su pueblo”, que con la monarquía española pasaba algo que yo jamás he visto en ninguna otra. ¡La gente en España no se declaraba monárquica, sino que se declaraba juancarlista! No cabe duda de que el españolito medio quería ser como Juanca; con sus yates, sus amantes y sus escapadas en moto, de igual manera, por ejemplo, que el italiano medio aspiraba a ser como Berlusconi, o al menos a que una vez en la vida lo invitaran a una de sus fiestas bunga-bunga. El macho alfa al que buena parte del resto de machos aspiraban llegar a ser.
Spain is different, of course, pero, ¿dónde estarán ahora los juancarlistas? Yo creo que ya han desistido. Aguantaron el embate de las fotos infumables de la cacería de elefantes en Botswana y el lío del corinavirus, pero lo de que se saque a la luz la cantidad de millones por ahí repartidos entre regalos muy amorosos o fundaciones heredables, eso ha sido demasiado. No había quien lo defendiera y han decido “salvar los muebles”.
En este caso concreto, el mueble es el rey Felipe VI. Porque en este país, que es el más desgraciado del mundo para ser republicano (a falta de un rey, tenemos dos), los juancarlistas han decidido que el último servicio que le podían hacer a su ídolo era sacrificarlo a él, para darle una mínima oportunidad de supervivencia a Felipe VI, “El Preparao”, aún sabiendo que nunca se podrán autodenominar “felipistas”, puesto que esa nomenclatura ya está pillada en España por los fans del “Gato Isidoro”.
El caso es que mientras exponen públicamente al rey Juan Carlos, hasta el punto de “obligarle” a huir a Santo Domingo, el Rey Felipe y la Reina Letizia están haciendo una gira para comprobar el estado del reino tras la pandemia. ¡Pero si han tenido que ir a hasta a las 3.000 viviendas de Sevilla! Si no fuera tan patético sería gracioso. Todo en un intento absurdo, pero que de momento está funcionando, de que nadie se plantee seriamente el futuro de la monarquía en España, aunque el “cuñao” lleve años ya en la trena por sus negocietes varios y el patriarca haya tenido que salir por patas al Caribe, como buen pirata.
Pero hay que salvar al macho alfa actual del reino, Felipe y eso bien vale que nos enteremos hasta de la última palabrita de las declaraciones de Corina en Suiza, lo que da interminables horas de diversión a los contertulios y seguidores de la telebasura del chismorreo. Hay que matar al macho, para salvar al macho.
Pero como dije al inicio, no es el único truco de distracción de masas al que estamos asistiendo estos días. El otro juego de “dónde está la bolita” nos lo está proponiendo Podemos. El papel de macho expuesto y vilipendiado lo estaría interpretando en este caso Elsa Ruiz, antes (no hace mucho) conocido como Edu Ruiz. El antes conocido como Edu era un intento de monologuista tan malo que nunca se comió un colín. Pero, entre los personajes que inventó para sus espectáculos, se encontraba su alter ego, “Elsa Ruiz”, algo -por otra parte- nada novedoso, puesto que todos recordamos a Paco León haciendo su fantástica interpretación de Raquel Revuelta, en la que el personaje casi devora al artista.
Bien, el tal Edu se dio cuenta, según él mismo explica, que como Elsa tenía mucho más tirón, así que decidió dejarse el pelo largo y llevar vestidos y gafas de popero moderno todo el rato. Le funcionó hasta el punto de que ahora “Elsa” es un miembro de la plantilla de uno de los programas más vistos de la sobremesa en tele nacional. Hasta ahí todo bien. Es incluso de halagar la capacidad creativa.
La cosa se empieza a torcer cuando “Elsa” huele el “filón” político del feminismo y decide hacerse símbolo de la lucha de las mujeres para seguir en el candelero de la popularidad. Todos en este momento pensaréis que eso es una estupidez supina, puesto que, para ser líder feminista, al menos, hay una condición sine qua non, que es ser la de ser una mujer. Efectivamente.
Está claro para todos, menos para Podemos, que en su posmodernidad e ignorancia absoluta del mundo en el que viven, deciden comprar este producto hasta el punto de que “Elsa” aparece en un plano destacado del video oficial del 8 de Marzo del Ministerio de Igualdad.
“Elsa” sube el tono y empieza a hacer videos, con el logo y el beneplácito de Podemos, en los que se ataca a las feministas, las cuales responden con toda la fuerza que da un movimiento de más de 300 años de lucha y muchas muertas a manos de machos. Polémica gigante en redes y mucho esfuerzo dedicado a desacreditar lo que, por su propia naturaleza, no tiene crédito alguno. Alguien intentando hacerse famoso, nada más. Eso sí, con el logo de Podemos, proyectado desde la vicepresidencia. Sin embargo, mientras pasan otras cosas. Y no por coincidencia.
Y lo que pasa mientras es que el Tótem absoluto de Podemos y vicepresidente del gobierno “progresista”, está en serios apuros tras descubrirse, no sin pocas dificultades, que después de despedir a una trabajadora -y explicado por él mismo-, retuvo el teléfono móvil de la misma porque contenía información sensible, suponemos que, en forma de fotos y videos, quién sabe si protagonizados por él mismo. También reconoce que le devolvieron a la chica el móvil con la memoria borrada, pero que fue para “protegerla”. Así como los machos violentos que le revisan el teléfono a sus parejas lo hacen para… “protegerlas”. En esta historia, él es el macho que hay que salvar a toda costa. Él es el que manda.
Y en esas costas hay abogados, fiscales, revistas y todo un conglomerado de gente dispuesta a hacer lo que sea, incluso dejar que se destroce a “Elsa” públicamente, con tal de que el “macho alfa” podemita no se revele públicamente como lo que viene demostrando repetidamente que es, un machista que premia a sus parejas y que defenestra a sus exparejas en el ámbito que su poder le permite; fan del porno y lastre absoluto en la lucha por la abolición de la prostitución dentro del gobierno. Él, el vicepresidente del gobierno.
Maten al macho para salvar al macho, otra vez.
Las partidas se ganan cuando cae el rey, no un peón, así que lo suyo sería que no nos dejemos encantar por la belleza de las costas de Dover y seamos capaces de enfocarnos en la amenaza real que desembarca por Normandía.