Opinión

Que me votes, coño.

Paqui la Taqui, by La Perry & El Farru para eltaquigrafo.com
photo_camera Paqui la Taqui, by La Perry & El Farru para eltaquigrafo.com

“Que me votes, coño” es todo cuanto tienen que decirnos a las mujeres españolas desde el poder, después de cinco años de agresión política tras agresión política, de violencia institucional tras violencia institucional, de desprecio tras desprecio.

Las cuatro palabras que componen la oración imperativa que me votes, coño, resumen completamente las propuestas políticas y la consideración como ciudadanas tiene a las mujeres los partidos de la supuesta izquierda que han formado el gobierno supuestamente progresista de España los últimos cinco años (uno del PSOE en solitario y luego el PSOE y todos los demás).

“Que me votes, coño” es todo cuanto tienen que decirles a las mujeres españolas desde el poder después de cinco años de agresión política tras agresión política, de violencia institucional tras violencia institucional, de desprecio tras desprecio.

Que me votes, coño, aunque ningún partido de los que ahora nos exige el voto para sí, haya reconocido que han gobernado abierta y violentamente contra nosotras. Ninguno tampoco ha hecho el más mínimo propósito de enmienda. Lejos de eso, prometen “que lo volverán a hacer” si consiguen mantenerse en el poder.

Como ejemplo de ello, el silencio del partido socialista ante la propuesta de su muletilla Yolanda Díaz al frente de la amalgama “Sumar”, de candidatar como próxima responsable de feminismo en el ministerio a semejante persona, ya es toda una declaración de intenciones. Y aún así, nos dicen a las mujeres, “que me votes, coño.”

“Que me votes, coño”, porque ya deberíamos saber que los derechos y la propia existencia de las mujeres son absolutamente secundarios en esta democracia de machos alfa, que nos explican a nosotras hasta dónde tenemos su permiso para protestar, y si les desobedecemos, no se cortan en llamarnos “basura” o intentando ridiculizarnos como “4 feministas que caben en un taxi”. Pues va a resultar el taxi más grande del mundo, parece.

Que me votes, coño porque la derecha niega la violencia machista, aunque quien nos exige el voto a las mujeres como si fuera una hipoteca, niega directamente la existencia de las mujeres como seres humanos y como sujetos de derechos. ¿Qué es peor? Yo creo que nunca nadie había llegado a una agresión tan directa y psicópata contra las mujeres. Cada vez que un señor con delirios se autoidentifica como mujer y todos los políticos lo reconocen, no sólo están negando la violencia machista, sino que la están ejerciendo. A ver si se van enterando.

“Que me votes, coño”, porque las pensiones, el salario mínimo, el ingreso mínimo vital, y no sé cuántas cosas más, son lo importante y no nosotras. Por cierto, que tampoco sé porque presumen de ello, ya que un salario de 1.000 euros no llega o al día 15 del mes, un ingreso mínimo de 420 euros no es más que limosna institucional generadora de red clientelar, y los pensionistas llevan en la calle protestando casi más que las mujeres, benditos sean.

“Que me votes, coño”, porque con la derecha estaríamos peor. Sin embargo, no piensan que quien no existe porque ha sido exterminada de la vida pública a través de las políticas transgeneristas, transhumanistas y ultra neoliberales (todo aquello que nos esperamos siempre de la derecha), no puede estar ni mejor ni peor, porque no existe. Entiendan, que primero defenderemos nuestra existencia, y luego ya veremos.

Que me votes, COÑO, porque eso es lo que somos para esta gente “progre”, un coño. No una persona, no una ciudadana, sino un coño que se puede rentabilizar. Un coño que rentabilizar en la prostitución, como viene barruntando desde la Fundación IDEAS del PSOE el 2006. Un coño que rentabilizar como vientres de alquiler, que generaría unos beneficios estratosféricamente millonarios a la ya poderosa industria de la reproducción humana asistida. Un coño que determine nuestro supuesto instinto cuidador para seguir cargándonos gratuitamente con la dependencia de niños y ancianos, que debería correr a cargo del estado, pero que endiñan a las mujeres para que lo hagan gratuitamente.

Por cierto, seguiré diciendo coño mientras nombrarlo no sea transfobia. Otro regalito.

Opinión de Núria González para eltaquigrafo.com
Opinión de Núria González para eltaquigrafo.com

Es por eso que, en estos últimos 5 años, el gobierno más autosentidamente progresista lo primero que hizo fue legalizar un sindicato de prostitución, con Carmen Calvo como vicepresidenta de Igualdad (que no todos los males corresponden a la funesta Irene Montero). Tampoco ha osado tocar ni una coma de la instrucción que permite la entrada en España de bebés adquiridos mediante vientres de alquiler, es más, en la última celebración del “orgullo”, el lema “familias diversas”, patrocinado por BBVA y otras muchas multinacionales, ya deja bien claro, que la explotación reproductiva no les molesta ni un poquito. Allí estaban en primera fila, unos y otros, muy orgullosos.

Pero nos dicen sin pudor, “que me votes, coño”, porque tiene tan asumido que las mujeres van a sacrificar siempre su vida en pro de cualquier otro ser humano macho, que ni siquiera se molestan en decir “anda vótame, porfa, que voy a cambiar”. Hasta ese punto hemos llegado.

Esta es una campaña electoral inédita donde los partidos nos regañan incluso antes de votar, y donde no se nos pide el voto, sino que se nos extorsiona con el voto, utilizando una especie de sentimiento de culpabilidad que les informo que las mujeres ya no tenemos, igual que no lo han tenido quienes nos han avasallado durante los últimos 5 años. Incluso, penosamente, algunas mujeres están interpretando esos papales de la triste figura de intentar contenernos a las demás a través del miedo. Nadie está libre de perder la cabeza.

Que me votes, coño, y que no hables ni pienses ni me vengas a protestar con tus cosas de mujeres, y no seas más pesada.

Una pésima estrategia electoral.

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