
El título de este artículo es una de las frases de la película que me gustaría que no se perdieran. La dice Eva.
En la semana del Día del Libro, me voy a permitir la licencia de recomendarles una peli. Una de esas que se estrenó la semana pasada en el Barcelona Film Festival mientras Jonhy Depp dejaba colgados más de tres horas a los periodistas.
La película que quiero que vayan a ver es “Solo una Vez”, y es la adaptación cinematográfica de la obra de teatro del mismo nombre escrita por Marta Buchaca, que ahora ha llevado al cine Guillermo Ríos. La temática es la violencia machista. Esto puede ser considerado casi spolier, pero así quizá no se les pasará por alto a las personas interesadas en este tema.
Sin embargo, sobretodo se la recomiendo a los que pasan olímpicamente del tema, y más aún a los que dicen que la violencia machista no existe porque la violencia “no tiene género”. Es cierto, la violencia machista no tiene género, tiene sexo. Es sexista y machista. Es violencia de hombres contra las mujeres. Machos humanos que violentan a hembras humanas. Realidades materiales que nada tiene que ver con el género, que es un constructo social, que uno puede adaptar a su estado de ánimo según tenga el día.
Hecha la aclaración, no voy a explicar mucho de la peli, sólo les recomiendo encarecidamente que la vean. No existe a penas la violencia física explícita, pero les aseguro que la tensión del espectador va en ascenso desde el minuto uno hasta el último segundo de la cinta. Van a salir casi agarrotadas (imaginar la situación en la realidad…).
Cinematográficamente hablando, y tengan en cuenta que no soy una experta, sin duda es destacable el trabajo soberbio de Ariadna Gil (Laura), que interpreta a una psicóloga que trabaja con maltratadores, realizando aquellas terapias a los que se les obliga a asistir a los agresores, siempre por sentencia judicial. El maltratador, Álex García (Pablo), se ha metido del todo en el papel. Un encantador de serpientes que se va te va metiendo en la garganta hasta que te asfixia. Y la víctima, Silvia Alonso (Eva), es quizá el personaje más interesante de todos.
Eva plantea algunas de las claves que existen en el imaginario colectivo y que hacen que nadie se acabe de tomar en serio la lucha contra la violencia machista.
Eva reniega de su situación de víctima, como millones de mujeres, y para reforzar esa negación, se mira al espejo y se encuentra con una mujer joven, guapa y con éxito. “¿Tengo yo pinta de ser una de esas mujeres débiles a las que les gusta que les den de hostias?” le espeta a Laura, la psicóloga.
Sin embargo no se pone en duda que existió violencia, es decir, que le dieron de hostias, y entonces Eva vuelve a recurrir a la herramienta más habitual para muchas, que es la excusa del “Ha sido sólo una vez”.
No es nuevo este planteamiento del problema de la violencia machista, que hemos visto incluso en campañas publicitarias institucionales de lucha contra esa lacra. Pero conviene mucho refrescara hasta los conceptos más básicos en un momento en que, por un lado, la imagen que proyectamos de nosotros mismos suele comernos a nosotros mismos, y por otro, la cultura de la violencia y la violación está cada vez más aceptada y asumida como algo normal.
En realidad, que las cosas pasen sólo una vez no les quita un ápice de maldad al hecho. Te puede atropellar un coche sólo una vez, pueden robarte la cartera sólo una vez, y aunque sólo haya pasado una vez, seguro hubieras preferido que no pasara nunca.
Te pueden violar sólo una vez y que eso te destroce la vida entera. Puede que te den una paliza sólo una vez y que te dejen herida tanto física como psicológicamente para siempre. Puede tu ex marido llevarse a tus hijos y asesinarlos para hacerte daño, sólo una vez.
Puedes morir sólo una vez.
Sin embargo, una y otra excusa sirven para quitarle importancia a los feminicidios porque “ni les pasa a todas y sólo pasa una vez”.
Entonces, les recomiendo que vayan al cine a ver esta película, para comprobar cómo está su detector de personas que no tienen pinta, o sí, de que les pasan ciertas cosas horribles, pero sólo una vez, o no.