
Ayer una amiga que vive en la Ciudad de México (sí, sí, la misma con la que me fui a El Paso), me envió una noticia cuyo titular rezaba: “Hallan muerta a colombiana en departamento de Miguel Hidalgo” (fuente: ADN40, 20 de agosto de 2019). La noticia era de lo menos original posible, si tenemos en cuenta que en México hay un Feminicidio cada 12 horas. Sin embargo, se molestó en mandármela porque la foto que ilustraba la nota era exactamente del edificio donde habíamos sido vecinas durante unos tres años. Nuestra casa. Ahí habían encontrado a la mujer colombiana con sangre en la cabeza y evidencias de una paliza brutal.
No vayan a pensar que nosotras vivíamos en un barrio peligroso o que el edificio no estaba en condiciones. La verdad es que la Miguel Hidalgo es la delegación de la Ciudad de México que alberga las colonias (barrios) de Polanco y Granada, esta última donde está el edificio escenario del crimen, ambas las más caras del país. Sus habitantes creen que allí están protegidos, pero lo cierto es que nosotras no estamos protegidas en ninguna parte.
En el mundo en general, pero en México en particular mucho más, no importa si eres rica o pobre ni el barrio donde vives, ni de qué país vienes, ni si trabajas o donde o cómo llegaste hasta allí. Si eres mujer o niña, estás en alto riesgo de que te maten, te violen, te torturen o desaparezcas, y que las autoridades no hagan nada, ni por evitarlo antes, ni por resolverlo después. Un 98,5% en delitos penales de impunidad avalan esta afirmación.

El viernes pasado, las mujeres de la Ciudad de México salieron a protestar porque una menor había sido violada por 4 policías, no muy lejos del edificio de la noticia en realidad. La violación de mujeres por parte de policías tampoco es una excepción, pero la indignación se desbordó cuando se supo que nadie había retirado a los 4 policías presuntos violadores del servicio y que además, desde algún organismo del gobierno de la Ciudad, se habían filtrado los datos de la menor violada.
Entonces las feministas mexicanas salieron a la calle, una vez más, porque han salido continuamente, a protestar por las continuas violaciones de derechos humanos que sufren las mujeres, y por la connivencia de un estado feminicida que calificó de “provocación” las protestas, por medio de la jefa de gobierno de la Ciudad de México, la supuesta feminista histórica Claudia Sheinbaum.
La provocación de las mexicanas había consistido en atacar a los funcionarios públicos con brillantina rosa. Un despropósito. Y además, se habían atrevido incluso a hacer algunas pintadas! Luego salió el presidente López Obrador, otro que dice que es de izquierda, en su comparecencia matinal a indignarse más por la supuesta violencia contra el mobiliario urbano que contra las ciudadanas mexicanas.
Se ve que no le han llegado las siguientes cifras al presidente: en el 2018, 86 niñas, que se sepa, fueron víctimas de feminicidio, un 39% más que en 2017. En 2018 hubo, que se sepa, 879 mujeres víctimas de feminicidio, unas 73 al mes, un 18,5% más que en 2017. Y al menos 6 de cada 10 mexicanas sufren violencia machista en su casa.

Igual el presidente mexicano, el mismo que mantuvo cortada la avenida Reforma durante más de un mes porque decía que le habían hecho fraude en las elecciones, y donde se encuentra el Ángel de la Independencia, ese que nuestras compañeras han osado pintar, ha estado muy ocupado en eliminar todos los fondos públicos destinados a las organizaciones de la sociedad civil, que es lo primero que hizo al llegar al poder, o por legalizar los vientres de alquiler en todo el país, que es lo último que dejó preparadito en el senado Olga Cordero antes de incorporarse al gobierno.
Habéis oído las quejas y críticas por esta situación de las autoridades españolas a nuestro hermano latinoamericano? El apoyo que se le ha brindado a las mujeres masacradas desde el “gobierno feminista”? Obviamente no. A los españolitos y españolitas los derechos humanos en México, uno de los países del mundo donde más inversión española hay, nos importan más bien poco.
Nuestras empresas insignias van allí a hacer grandes negocios, a promulgar la “Marca España”, y cuanto menos problemas de las población mucho mejor. Nosotros al “hermanos latinoamericano” lo queremos para hacer dineros, muchos dineros, pero en su casa, explotando sus recursos y en un mercado laboral con derechos inexistentes.
Para que se note que hoy he estudiado, ahí van los número que tapan nuestro silencio vergonzoso. Según datos de 2015, a la cabeza de las empresas españolas que se inflan a ganar dinero en tierra azteca están, como no, los bancos. El primero es el BBVA, el cual tiene allí el 29,6% de su volumen de negocio mundial, calculado en unos 7.000 millones de euros. El banco Santander, de la recién autodescubierta como feminista Patricia Botín tampoco se queda atrás, y tenía ya en aquel año casi 1.000 millones de euros en México.
Luego viene el sector de las comunicaciones, con nuestra patriótica Telefónica, a la cual el mercado mexicano le genera unos 1.700 millones de euros. Y no podía faltar cuando hay tanto dinero a repartir nuestro empresario más exitoso, Florentino Pérez, el cuál a través el su empresa ACS, se ha llevado 1.597 millones de euros de sus negocios en México.
Por supuesto, las energéticas también hacen su agosto al otro lado del charco, Iberdrola, por ejemplo, que facturó 1.500 millones de euros o Gas Natural, que tiene allá 1,5 millones de clientes. Y por si ninguna de estas empresas no te resulta cercana, voy con una de la que no te escapas. El grupo Inditex, nuestro Amancio, tiene 6 veces más tiendas en México que en Estados Unidos, para que os hagáis una idea.
Conclusión, dinero calla protesta. Eso sí, seguiremos mandando al rey a las tomas de posesión del presidente para que se vea que todos somos familia.