Opinión

Semillas Podridas Vips Club

Paqui la Taqui, by La Perry & El Farru para eltaquigrafo.com
photo_camera Paqui la Taqui, by La Perry & El Farru para eltaquigrafo.com

Sólo las mujeres que cumplen las expectativas del sistema, incluso aunque parezcan “un poquillo feministas”, llegan a puestos de poder, precisamente para no ejercerlo.

Esta semana nos hemos sorprendido con la repentina despedida de la primera ministra de Nueva Zelanda, la laborista Jacinda Ardern. Ella había sido elevada a los altares como “referente del feminismo institucional” considerada una de las mejores lideresas en el poder, sobre todo por su gestión “impecable” de la Covid, que consistió, básicamente, en cerrar a cal y canto el archipiélago de islas remotas y más pobladas por ovejas y hobbits que por personas que gobierna.

Esta mujer, ejemplo a seguir por todas aquellas que aspiren a mandar, según la extinta socialdemocracia, ha dicho que deja el trabajo porque lo que quiere es llevar a su hija al colegio y centrarse en su familia. Muy loable, pero un pésimo mensaje para quien la tomaron como modelo de algo parecido al feminismo, que sólo viene a corroborar que, para las mujeres, la vida laboral y la familiar es incompatible.

Pero, se supone que si eres primera ministra de un país y tú misma sufres los rigores de la sociedad neoliberalista patriarcal que te impiden hasta poder llevar a tu hija al colegio, tienes en tu mano el poder para hacer cambiar las cosas y que la situación mejore para todas las mujeres de tu país que están en el mismo brete que tú, y que puedes hacer políticas para que todas puedan compatibilizar carrera y vida personal.

Si en lugar de mejorar la situación de todas decides irte a tu casa a cumplir con lo que la sociedad machista espera de ti como mujer y como madre, la pregunta que se me plantea es que para qué queremos las mujeres a ese tipo de lideresas en el poder si no nos sirven para nada.

Y lo curioso del asunto es que, los mismos lideres mundiales, en su inmensa mayoría hombres, que alababan a Jacinda en su labor como mandataria, alaban ahora incluso más su decisión de retirarse de la primera línea política, con poco menos de 40 años, y irse a hacer de buena madre y esposa.  Ni que decir tiene que, si Jacinda fuera Jacinto, todos esos mandatarios no darían crédito ante tan absurdo desperdicio de una carrera política en pleno apogeo.

Cada una puede hacer lo que quiera y irse donde le dé la gana, faltaría más, pero la historia de nuestra querida Jacinda refrenda que, hoy, sólo las mujeres que cumplen las expectativas del sistema ultra capitalista y patriarcal, incluso aunque parezcan “un poquillo feministas”, llegan a puestos de poder, precisamente para no ejercerlo y para no cambiar ni mejorar en absolutamente nada la vida de las mujeres con dicho poder.

Y Jacinda y su pequeño país tiene algo que demuestra la veracidad de mi afirmación. En Nueva Zelanada la prostitución y la explotación sexual de las mujeres es una actividad económica legal. La violación sistemática de sus mujeres por vagina, ano y boca es considerado un trabajo normal desde 2003. Eso sí, solo pueden prostituirse legalmente las nacionales, no vaya a ser que las inmigrantes pobres vayan a prostituirse a Nueva Zelanda y les tengan que dar los papeles de la residencia legal. Prostitución sí, pero inmigración la justita.

Como ya imaginarán, nuestra querida y carismática Jacinda no ha movido ni una coma de la ley que permite la esclavitud sexual en su país, y ha seguido recaudando impuestos alegremente a costa del cuerpo de las mujeres todo el tiempo que ha durado su mandato.

Jacinda, una mujer con poder que no nos sirve de nada al resto de las mujeres.

Opinión de Núria González para eltaquigrafo.com
Opinión de Núria González para eltaquigrafo.com

Igual que la extraña post adolescente Greta Thunberg, que ha estado con otras tres coleguillas de su quinta en el Foro de Davos, donde fueron recibidas por el director de la Agencia internacional de la energía para hablar de lo suyo.

Seguro que aprovechó esta Joselito del activismo para contarles a sus amigas lo de su detención que, “jo tía, como mola, que fuerte, que fuerte”. Sin embargo, ni una palabra refirieron a cerca de que, aquellos gerifaltes del mundo con los que se estaban reuniendo, entre reunión y reunión, no han daban abasto solicitando cuerpos de mujeres para consumir mientras debatían de los “grandes problemas del mundo” que ellos mismos han creado, incluida la desigualdad de género.

Greta, otro proyecto de mujer que tampoco sirve para nada al resto de mujeres

Sin embargo, yo pensé, cuando nuestro incalificable presidente Pedro Sánchez tomó la palabra en Davos y se refirió a las “Semillas podridas del sistema”, que se refería justamente a sus compadres de reunión, y a todos los que llegan a “disfrutar de las actividades alternativas” del programa. Pero no, se ve que iba dirigido, al contrario.

Así que, si les gusta lo que leen, no me queda más que darles la bienvenida al Semillas Podridas Vips Club.

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