Opinión

Y tu papá también

Paqui la Taqui, by La Perry & El Farru para eltaquigrafo.com
photo_camera Paqui la Taqui, by La Perry & El Farru para eltaquigrafo.com

Algunos padres y madres que no cumplen con su obligación parental y que han desbordado las escuelas al endosarles la responsabilidad en exclusiva de la educación y crianza de sus hijos, ahora proponen y apoyan que a los niños los eduque la cárcel.

Asistimos en las últimas semanas a un reguero de casos de violencia sexual entre adolescentes. Niños y niñas de no más de 16 años son protagonistas de un continuo de noticias en las que las edades infantiles se mezclan con términos como agresión sexual, creando unas conjunciones del lenguaje antinaturales y casi invisibles hasta el momento.

Nos afanamos en poner el foco en los centros educativos, en los profesores, en la Administración Pública, y por supuesto y de la manera más irresponsable, hasta en los niños y niñas.

Todo el mundo se pregunta qué ha hecho el colegio, se emocionan pidiendo el cese de los directores de centro y ponen en la picota al profesorado que, desbordado y mal pagado espacialmente en la escuela pública, y con unos niveles extremos de rotación entre centros, no tiene casi herramientas para afrontar la ira y la agresividad de los niños y las niñas, que claramente nos dice que algo no estamos haciendo bien.

Y en medio de ese caos que nos interpela a todos, hay un colectivo que casi no se está mojando bajo este chaparrón distópico que tenemos frente a nosotros, que es el de los padres y madres de los agresores y de las y los agredidos. Y esto no sólo pasa en el tema de la violencia sexual, sino también en los casos de bullying que, casi siempre van de la mano, sobre todo cuando las víctimas son las niñas, y ya sabemos por las estadísticas y por los últimos casos, que casi siempre las víctimas son las niñas.

Los padres y madres que creen que estar en un chat virtual con otros padres ya le hace candidatos al premio de la familia del año. Horas y horas de conversaciones en esos grupos de whatsapp entre adultos que están convencidos de que saben algo de la vida de sus hijos e hijas.

Digo yo que mucho mejor estarían esas horas invertidas en hablar con sus vástagos, en intentar conocerlos un poco mejor y, sobre todo, en aplicarse en la única tarea que es su obligación para con ellos y ellas que es la de educarlos.

Pero supongo que es mucho más entretenido y reconfortante el critiqueo en lo virtual, que sentarse con una adolescente en la vida real, cuyas preocupaciones les deben sonar a los papás como a arameo arcaico. Al final, chichas y chicos aprenden por imitación y hacen lo que hacen sus padres, es decir, se pasan a lo virtual, y el mayor educador de jóvenes acaba siendo YouTube, Instagram, o en el peor de los casos Onlyfans.

El último alarde de dejadez absoluta de responsabilidad parental educacional por parte de madres y padres lo hemos vivido en los últimos días cuando han puesto sobre la mesa el debate de si los niños y niñas menores de 14 años debían ser imputables penalmente. Un reconocimiento absoluto del fracaso de sociedad que estamos llevando a cabo y del suicidio social colectivo que estamos orquestando.

Los niños y niñas menores de 14 años no son imputables penalmente porque entendíamos, al menos hasta ahora, que son responsabilidad de sus padres y madres. Pero éstos, al no cumplir con su obligación educacional y al haber desbordado las escuelas al endosarles la responsabilidad absoluta y en exclusiva de la educación y crianza de sus hijos, como última carta proponen y apoyan que los eduque la cárcel.

Opinión de Núria González para eltaquigrafo.com
Opinión de Núria González para eltaquigrafo.com

El pacto social se basaba en que la familia educaba y la escuela enseñaba. Pero como algunas las familias no están cumpliendo su parte del trato, los que pagan su inutilidad son sus propios hijos e hijas.

Los adolescentes deben aprender que sus actos tienen consecuencias, pero los adultos no pueden eludir las suyas. Si un niño acosa o agrede físicamente a un compañero, hay que preguntarse qué hay en casa de ese niño. Los críos no se convierten en torturadores sólo a través de tutoriales de internet. Los agresores sexuales infantiles no han nacido con un gen especial ni con una cara concreta que les hace malísimos, tal y como se sostenían las tesis de Lombroso en el siglo XIX.

Pero sí es totalmente cierto que la dejadez de los niños y niñas en las garras de esta sociedad nuestra, violenta y ultra consumista, sin referentes, sin cariño y sin educación, va a generar muchos más monstruos de los que el sueño de la razón de Goya podría imaginar.

Y en absoluto se trata de abanderar el nuevo concepto cool posmoderno del “antipunitivismo” que, como todo lo que viene de la “posmodernez acaba convirtiéndose en “posmolerdez”.

Pero no deja de ser hipócrita que en un momento en que se rebajan las penas de prisión de violadores e incluso más de una setentena han sido excarcelados, el ministro del Interior diga que va a estudiar la manera de que los niños y niñas menores de 14 años “paguen” por sus conductas, como si fuera el mayor problema de esta situación.

Antes de mandar a las niñas y niños a la cárcel, pensemos en dónde deberían estar entonces sus mamás y sus papás también.

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