
En 1994, se detuvo a Francisco García Escalero, un asesino en serie apodado «el matamendigos», autor de 11 asesinatos a sangre fría en Madrid. Su actividad criminal duró siete años (1987-1994) y fue él mismo quien confesó sus crímenes, a los 39 años de edad. No se trataba de un psicópata, sino de un psicótico que afirmo en su confesión que «una fuerza interior le obligaba a matar».
La madrugada del 28 de abril, los Mossos d’Esquadra de Barcelona detuvieron a un hombre brasileño, de 35 años, que presuntamente es el asesino de tres o cuatro personas. Otro asesino en serie en nuestro país; es decir, un sujeto que ha matado a más de dos personas, en momentos temporales distintos (con un periodo de enfriamiento en el que deja de matar) y en diferentes escenarios geográficos. Y sí, en Barcelona. Porque a pesar de que el asesinato serial es una excepción social, estos homicidas múltiples secuenciales, actúan en cualquier lugar del mundo, y nunca sabes cuándo pueden salir a buscar a su primera víctima.
‹Modus operandi›
El modus operandi son todas aquellas conductas y acciones que lleva a cabo el agresor, que son necesarias para consumar el delito con éxito y que suelen repetirse a lo largo de su cadena criminal. Y sí, éste puede cambiar porque es dinámico, evoluciona y el criminal lo perfecciona con el tiempo. Pero no es lo habitual.
Se habla de cuatro víctimas que murieron el 18 de marzo, 16 ,18 y la noche del 27 de abril. El periodo de actividad criminal, ha sido de algo más de un mes, si se confirma que es el autor del primer crimen. Una detención bastante rápida. La primera víctima murió apuñalada por arma blanca. Las otras tres, a consecuencia de fuertes y reiterados golpes en la cabeza con objetos contundentes (ensañamiento), mientras las víctimas dormían sin poder defenderse (alevosía). La Policía considera que, al cambiar el modus operandi, en concreto el arma del crimen, solo ha matado a las 3 últimas víctimas. Sin embargo, García Escalero también mató a una de sus víctimas con arma blanca, y después cambió su modus operandi: las golpeaba con piedras hasta que morían.
Dos características importantes de este crimen: el presunto asesino ha utilizado armas de oportunidad, es decir, objetos que encontraba en las inmediaciones de la escena del crimen, de modo que no llevaba consigo el arma con la que mataría a sus víctimas. En segundo lugar, fue grabado por las cámaras de seguridad, sin taparse el rostro para evitar ser reconocido. Puede que desconociera la existencia de estas cámaras y, ante la situación actual de confinamiento, quizás pensó que no habría testigos que le vieran cometer el crimen. O simplemente le dio lo mismo. Estos elementos son muy importantes para saber ante qué tipo de asesino nos encontramos.
Victimología
Vagabundos, personas sin hogar. Desde el punto de vista criminológico, se denomina aporicidio. Proviene del neologismo aporofobia, que significa odio, miedo, repugnancia u hostilidad ante el pobre y el desamparado/vulnerable. Ya en Barcelona, el 16 de diciembre de 2005, tres jóvenes, uno de ellos menor de edad, quemaron viva a María Rosario Endrinal mientras dormía en un cajero automático, en el barrio de Sant Gervasi La Audiencia de Barcelona les condenó a 17 años de prisión y al menor a 8 años en un centro de menores.
¿Psicópata o psicótico?
El presunto asesino en serie vive en una caravana solo y aislado de la sociedad. ¿Qué tipo de asesino es? La respuesta a esta pregunta la sabremos analizando, entre otros elementos, el móvil de sus crímenes (por qué mata), por qué selecciona a esas víctimas, cómo y con qué mata o cuánto tiempo emplea para matar a sus víctima. En este caso, son personas sin hogar que duermen en la calle, vulnerables y de fácil acceso. Y el presunto asesino sabía dónde estaban; a todas, las ha asesinado en el mismo distrito.
¿Podría tratarse de un asesino en serie misionario o por convicción? Éstos estiman que su deber moral es liberar al mundo de determinadas categorías de personas, a las que consideran dañinas, indignas o indeseables para vivir en nuestra sociedad, como prostitutas, mendigos, homosexuales… Seleccionan a sus víctimas y planifican sus crímenes evitando ser identificados: un psicópata frío o despiadado con una perfecta fachada compensatoria ante los demás, de modo que no son sujetos sin hogar.
Pero también podríamos estar ante un psicótico, que mata guiado por un agudo trastorno mental que le impulsa a hacerlo, como el esquizofrénico paranoide que sufre delirios o el psicótico maniaco-depresivo. En este caso, no planifica el crimen y mucho menos tiene «conciencia forense» para tomar las precauciones necesarias que eviten su identificación. Mata de modo impulsivo, con mucha violencia y se va. Me inclino por esta hipótesis, aunque aún no se ha revelado toda la información de que disponen los Mossos.